Uno de los elementos que más observo en mis reuniones con emprendedores es la confusión que tienen entre los términos "estrategia", "táctica" y "operación diaria". Si bien estos conceptos están interconectados, representan aspectos distintos del funcionamiento de una empresa y requieren enfoques diferentes.

Es esencial comprender cuáles son las características que los diferencian y cómo se complementan entre sí para lograr un éxito empresarial sostenido.

Estrategia

En primer lugar, tenemos la estrategia, que puede considerarse como el plan maestro; en términos simples, es la brújula que guía el rumbo de una empresa hacia sus objetivos a largo plazo. La estrategia debe responder a las preguntas: ¿Dónde queremos estar en el futuro? y ¿Cómo vamos a llegar allí?

La definición de una estrategia eficaz implica una comprensión profunda del entorno, incluida la competencia, las tendencias del mercado, las oportunidades y las amenazas emergentes.

Una buena estrategia evalúa de forma realista las capacidades internas de la empresa y define claramente sus fortalezas y debilidades. Esto ayuda a planificar y dirigir los esfuerzos hacia la consecución de objetivos a largo plazo.

Táctica

Por otro lado, tenemos las tácticas, que son los pasos específicos y las acciones concretas para ejecutar la estrategia. Son los medios a través de los cuales una empresa hace realidad sus objetivos estratégicos. Mientras que la estrategia responde a la pregunta "¿Qué deberíamos hacer?", las tácticas responden a "¿Cómo lo haremos?".

Las tácticas son flexibles y pueden adaptarse a medida que cambian las circunstancias, pero siempre deben estar alineadas con la estrategia general. La ejecución de las tácticas implica la asignación de recursos, la implementación de políticas y la toma de decisiones específicas.

Operación o Transaccionalidad

Por último, tenemos la operación diaria o transaccionalidad, que se refiere a las actividades y procesos rutinarios que una empresa lleva a cabo para mantener sus operaciones en funcionamiento.

Esto incluye la gestión diaria del recursos humanos, la producción de bienes o servicios, la atención al cliente, la contabilidad y otras funciones básicas necesarias para la supervivencia y el funcionamiento continuo de la empresa.

A diferencia de la estrategia y las tácticas, que se centran en los objetivos a largo plazo y en cómo alcanzarlos, la operación diaria se enfoca en el aquí y ahora, en la ejecución del día a día. Las actividades de la operación diaria son la implementación práctica de las decisiones estratégicas y tácticas de la empresa.

Interconexión y Equilibrio

Una estrategia sólida sin tácticas efectivas y operaciones diarias sólidas puede quedarse en el papel, al igual que unas tácticas bien planificadas sin una estrategia clara o una ejecución diaria eficiente pueden fracasar en alcanzar los objetivos deseados. De igual modo, tener una operación diaria sin dirección puede llevar a la empresa al caos.

Es importante decir que los objetivos proporcionan y validan una conexión coherente entre la estrategia, las tácticas y la operación diaria de una empresa, ya que sirven como puntos de referencia para evaluar el progreso y asegurar que todas las acciones y decisiones estén alineadas y cumplan con la visión y misión de la empresa.

Conclusión

En resumen, la estrategia establece la dirección general y los objetivos a largo plazo de la empresa; las tácticas delinean la secuencia y el orden para hacer realidad estos objetivos; y la operación diaria es la ejecución eficiente y consistente de las actividades diarias. Si bien cada uno de estos aspectos es vital por sí mismo, su interconexión y equilibrio son lo que impulsa el éxito empresarial.

Por lo tanto el emprendedor que sepa identificar cada etapa podrá tomar decisiones más acertadas.

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¡Nos leemos en la próxima entrega!