Ideas y Posibilidades para el Desarrollo Empresarial y Liderazgo
Conoce a tu jefe: estrategias para mejorar la relación y desempeño
En numerosas sesiones de trabajo con clientes, he escuchado frases como: “No soporto a mi jefe”, “Mi jefe exagera”, “Mi jefe no me comprende” o “No entiendo a mi jefe”. Estas expresiones suelen reflejar la percepción de que el jefe es un obstáculo en el entorno laboral, casi como si su misión fuera hacernos la vida imposible. ¿Te suena familiar?
Sin embargo, cuando invito a mis clientes a realizar un proceso de introspección honesto, la mayoría descubre que son ellos mismos los principales responsables de esa situación.
Las causas pueden ser variadas: la personalidad de ambas partes, la omisión de instrucciones, la falta de seguimiento, la distracción, el bajo desempeño, pero sobre todo, la actitud.
Es cierto que existen jefes que operan en la zona crítica, aquellos que no contribuyen al desarrollo de sus equipos ni de la empresa, que solo buscan su propio interés y actúan de manera poco ética. No obstante, es fundamental reconocer el estilo de nuestro jefe para poder llevar una relación cordial y productiva.
A continuación, te describo los cuatro estilos más comunes:
Controlador Este tipo de jefe se enfoca en una supervisión estricta, asegurándose de que las tareas se realicen conforme a las normas y procedimientos establecidos. Prefiere tener control total y su comunicación es predominantemente unidireccional.
Autocrático El jefe autocrático toma decisiones de manera unilateral y espera que sus colaboradores sigan sus órdenes sin cuestionamientos. Su comunicación es descendente y mantiene un control fuerte sobre sus subordinados.
Inspirador Este jefe utiliza su carisma para influir en sus colaboradores, inspirándolos a través de su visión y pasión. Fomenta la creatividad y la innovación, alentando a su equipo a pensar fuera de lo común.
Orientador El jefe orientador actúa como mentor, brindando orientación y apoyo constante a su equipo. Se enfoca en el crecimiento a largo plazo de sus colaboradores, promoviendo su desarrollo profesional.
Si resumimos estos estilos, podríamos decir brevemente: un líder Controlador supervisa, el Autocrático decide, el Inspirador motiva, y el Orientador desarrolla.
El primer paso para una relación exitosa con tu jefe es entender su estilo y adaptar tu comportamiento en consecuencia. Debes reflexionar sobre cómo te desempeñas y cómo él percibe tu trabajo, además de ser consciente del entorno en el que desarrollas tus actividades.
Aunque los extremos en cada estilo pueden ser perjudiciales, cada uno tiene su razón de ser, dependiendo de las responsabilidades del puesto. A continuación, te explico:
- Controlador: Este estilo es necesario cuando se tiene la responsabilidad de cumplir con procesos que requieren una estricta adherencia a normas y procedimientos, como en el caso de un gerente de una línea de producción de medicamentos, donde el cumplimiento de plazos y especificaciones es crítico.
- Autocrático: Este estilo es efectivo en situaciones críticas o de urgencia, donde se necesitan decisiones rápidas y contundentes, como en una organización militar o durante una cirugía de emergencia, donde el respeto a la jerarquía y la acción rápida son esenciales.
- Inspirador: Los líderes inspiradores son comunes en empresas que requieren creatividad e innovación. Buenos emprendedores suelen tener este estilo, conectando con su equipo para llevar a cabo ideas y proyectos.
- Orientador: Este estilo es ideal cuando el equipo es competente, se autogestiona y trabaja de manera colaborativa. El jefe se enfoca en los resultados y en el desarrollo del talento de sus colaboradores, actuando como mentor.
En resumen, el Controlador se guía por el cumplimiento de normas, el Autocrático por la jerarquía, el Inspirador por las ideas y el Orientador por los conceptos.
Ahora, te invito a imaginar estas situaciones y reflexionar sobre qué tipo de jefe contratarías:
- En la línea de producción hay muchos errores.
- El área de logística es un caos, no hay orden y cada uno hace lo que quiere.
- Los vendedores tienen buenos productos, pero no saben promocionarlos ni venderlos.
- Los gerentes de la empresa son expertos en sus áreas, pero no saben cómo alinear sus objetivos para ser más productivos.
Seguro ya tienes claro cada estilo, ahora te daré algunas recomendaciones para llevar una relación más cordial con tu jefe, basándote en su enfoque:
- Controlador: Sigue las reglas y procedimientos al pie de la letra, valora la precisión y el cumplimiento de las normas. Proporciona informes regulares y detallados sobre el progreso de tus tareas, asegúrate de mantener a tu jefe informado de cualquier problema o desviación de manera inmediata. Mantén un entorno de trabajo ordenado y comunica con claridad.
- Autocrático: Sigue las instrucciones de tu jefe sin cuestionarlas, especialmente en situaciones críticas o de emergencia. Sé conciso y directo en tu comunicación, mantén la calma y la profesionalidad, y respeta las jerarquías.
- Inspirador: Participa activamente en reuniones y proyectos, aportando ideas creativas y demostrando entusiasmo. Toma la iniciativa y busca oportunidades para innovar y mejorar.
- Orientador: Demuestra tu disposición para aprender y crecer, acepta la retroalimentación de manera constructiva y comunica abiertamente tus metas y aspiraciones profesionales.
Si además eres jefe y has identificado tu estilo, te recomiendo evitar las siguientes actitudes extremas para no influir negativamente en tu equipo:
- Controlador: Evita la supervisión excesiva (micromanagement), la desconfianza extrema y la rigidez.
- Autocrático: Evita el autoritarismo, la falta de empatía y la intimidación.
- Inspirador: Evita el idealismo excesivo, la falta de estructura y la dependencia emocional.
- Orientador: Evita el proteccionismo, la invasión del espacio personal y el paternalismo.
Estoy seguro de que ahora tienes una visión más clara de cómo interactuar con tu jefe y mantener una buena relación. Si eres jefe, también entenderás qué actitudes extremas debes evitar para no afectar negativamente el desempeño de tu equipo.
Agradezco mucho que hayas leído este artículo. Espero que encuentres en él una aplicación práctica para tu entorno laboral.
¡Nos leemos en la próxima entrega!